Redención
- Jonathan Nieves
- Feb 26, 2017
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En la biblia se habla de un joven llamado Mefiboset, este era hijo de Jonatán, hijo del rey Saúl (2 Samuel 4:4). Mefiboset vivió sus primeros años en el palacio, estaba destinado a vivir en la casa real, tal vez algún día príncipe o rey. Pero no fue lo que sucedió. Un día su familia muere en la guerra (1 Samuel 31) y la noticia llegó a la encargada de cuidar al pequeño Mefiboset de tan solo cinco años, quien temiendo por su vida y la del pequeño huye, pero en el transcurso el niño cae de sus manos, provocando que el resto de su vida quedará marcada, pues nunca volvió a caminar.

Paso el tiempo y el niño creció y se convirtió en un joven, joven que ya no era conocido por vivir en la casa real, sino era un joven que había sido olvidado por la sociedad. Tal vez lo despreciaron a causa de su condición, tal vez lo criticaron y vivia con la marca que cuando pequeño una caída le causo. Ponte en su lugar Mefiboset cada día se levanta y ve a los niños correr, brincar, ayudándoles a sus familias y se pregunta como era caminar, o como era correr, quizás ¿Cómo es tener una familia? ¿Cómo era vivir en el palacio?, Pero solo tiene un vago recuerdo de cada una de esas cosas.
Un día común para Mefiboset sucede lo inesperado, es el día en que sale del olvido. David y Jonatán habían hecho un pacto (1 Samuel 20:15), donde David le había prometido a Jonatán que algún día haría misericordia con su descendencia y ese día llegó para el joven que la sociedad había despreciado, ese joven que vivía en el olvido. David hizo misericordia con Mefiboset, restauró lo que había perdido, y Mefiboset cada día comía a la mesa del rey (2 Samuel 9).
Tal vez esta historia la haz vivido, tal vez no lleva el nombre de Mefiboset si no el de cada uno de nosotros. Quizás en tu vida haz tenido caídas, quizás perdiste a tu familia, el hogar o tal vez abusaron de ti cuando pequeño. O quizás te alejaste de Dios y te alejaste de sus promesas, de su pacto que hizo contigo. Sabes fuimos creados para tener una relación directa con Dios, pero la humanidad tuvo una caída que provoca que no podamos caminar por nuestra cuenta, no podamos avanzar. Pero Dios quiere restaurar tu vida aún mejor que como David hizo con Mefiboset. El te ofrece lo que has perdido, o lo
que nunca has tenido, la vida eterna a través de su hijo Jesucristo. Por que de tal manera amo Dios al mundo que ha dado a si hijo unigenito para que todo aquel en él cree no se pierda más tenga vida eterna. (Juan 3:16).
Dios quiere vestirte con ropas de realeza, que tengas una relación de una verdadera amistad con él y que algún día comas a su mesa. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20
Te invito a que conozcas al Dios de la restauración, de la relación y la redención.
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