Salida de una Vida en Depresión
- Abiezer Rivera
- Apr 22, 2017
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En el trascurso de nuestra vida podemos caer en la duda de la existencia de Dios o si Él se preocupa verdaderamente de nosotros. En algunas ocasiones tenemos una imagen de un Dios tan y tan alejado de nosotros que no sería capaz de acordarse de que tenemos problemas y que necesitamos desesperadamente de su ayuda. Por esa razón pensamos en no preocuparnos por Él, porque está muy lejos, y preocuparnos por lo que está a nuestro alrededor, lo que tiene verdadera prioridad en nuestra vida presente. Creemos en un Dios de un futuro inalcanzable y no de uno presente lleno de propósitos. En muchas ocasiones ponemos todo en nuestra vida como prioridad antes que Dios, teniendo una imagen del Dios que me ayuda cuando lo necesito, justo para lo que necesito y para más nada. Este era mi pensamiento erróneo durante mis comienzos en la Universidad de Puerto Rico, Rio Piedras.

En mi orden de prioridades estaba los estudios, la familia, la iglesia (como trabajo), mis amistades y, por último, mi relación con Dios. Es muy difícil aceptarlo, pero es cierto, mi vida no estaba basada en mi relación con Dios sino en lo que estaba presente en mi agenda de vida. Los que me conocen saben que estudiar arquitectura no es lo más sencillo del mundo y acapara gran parte de mi tiempo. Durante este tiempo solo me esforzaba por hacer mis trabajos, aunque esto significaba no dormir, estudiar a todas horas y sacrificar muchos fines de semana para completar los trabajos. Me creía un estudiante dedicado y exitoso, mi ego había crecido mientras alejaba a Dios de mis decisiones y de mis caminos, como si yo tuviera la potestad de tener un camino para mí solo. Recuerdo que en ocasiones pasaba por el lugar donde se reunía Resicultos, un ministerio cristiano de la residencia donde me hospedaba, e ignoraba muchas de las actividades que ellos hacían, me parecía algo no tan importante.
Todo esto estaba ocurriendo mientras que planificaba participar de un viaje misionero. No está mal decir que fue un proceso fuerte y difícil, lamento mucho que mi familia fuera atropellada en este proceso. Mi mente estaba envuelta en las intenciones incorrectas para hacer las cosas. Fue increíble como mi mente fue segada en la importancia de conseguir dinero, estudiar, trabajar en la iglesia y dejaba a Dios para el final, si es que me daba tiempo de pensar en Él. Me había convertido en un cristiano de cara nada más. Creía que como Dios me estaba utilizando para ministrar a otros yo era alguien importante y no era necesario tener una relación con Dios para hacer cosas buenas e increíbles para Él, lo que aumentaba mis expectativas de mí mismo.
Más tarde decido alejarme por completo del ambiente cristiano en que me pasaba y decidí esforzarme aún más por los estudios con mis propias fuerzas, grave error. Ese semestre en la universidad caí en una depresión muy grande. Me despreciaba a mí mismo, caía rendido en mi cama sin querer levantarme, lloraba en muchas ocasiones por la falta de amor que sentía de las personas que me rodeaban y, aunque tenía gente a mí alrededor, me sentía solo y sin esperanza. Recuerdo haber faltado a muchas de mis clases ese semestre, me había convertido en un estudiante irresponsable y sin deseos de nada. Comencé a frecuentar amistades que no me hacían bien y a aferrarme a ellos. Vi cosas que no quería ver, tuve varias experiencias desagradables y ya mis fuerzas no eran suficientes. Sentía que estaba cayendo en un pozo sin fin en donde nadie me podía rescatar. No está mal decir que fracase en varios de mis trabajos y en una de mis clases más importantes. Todo esto ocurría mientras asistía a la iglesia con una sonrisa de par a par y oculte muy bien mi condición emocional a todos.
Recuerdo muy bien como ese verano Dios me enfrento muy fuertemente con su palabra y con un libro que leí llamado “Radical” de David Platt. Escuché la vos de Dios a través de la palabra y su amor rompió las cadenas que me ataban. Fui confrontado ante la decisión de seguirlo a Él sin volver atrás y abandonarme por completo a sus pies. Mi vida comenzó a transformarse por la confrontación que sentí en mi corazón por parte del Espíritu Santo. Mi ego insuficiente se desmoronó ante la soberanía y potencia de Dios. Comencé a entender los caminos de Dios para mí y entendí el gran error que había cometido. Es increíble como la vida de una persona puede cambiar ante la presencia de Dios, de momento ya yo no era lo importante sino Él. Dentro de mí se despertó un anhelo por estudiar su palabra y compartir su evangelio dentro y fuera de la universidad. Al comenzar el próximo semestre tome la decisión de involucrarme de verdad en lo que Dios quería para mí y deje en un tercer plano mis estudios. Puse como prioridad seguir a Jesús, al Jesús de la palabra, y trabajar para Él en Resicultos y en el Ministerio de Jóvenes de la iglesia. Durante este proceso me llamaron para ser líder de Intercesión dentro del ministerio Resicultos, algo que me extrañaba ya que no era de mi costumbre asistir a este tipo de servicio, y pude ver la mano de Dios llevándome a una vida de intimidad con Él. Sentí que mi vida estaba tomando un giro trascendental y las cosas estaban tomando un orden. Mi relación con Dios mejoro y automáticamente mis estudios mejoraron. Tuve nuevas y mejores amistades que me ayudaron a crecer en Dios, renunciando a todo lo que me dañara y todo lo que carnalmente me gustaba. Comencé a ver como Dios ordenaba todos los ámbitos de mi vida si lo ponía a Él como lo más importante. No puedo decir que ahora soy perfecto, porque nunca lo seré hasta llegar ante su presencia, pero puedo testificar como Dios transformo mi vida y demostró que Él me ama y se preocupa por mí.
Aunque mi experiencia no fue a través de una predicación, un evangelista o un profeta, el cambio fue verdadero a través de la lectura de su palabra. La palabra de Dios transforma las vidas, rescata, sana el corazón y, más que nada, confronta nuestras vidas a la verdad del evangelio de Cristo. Te invito a que pongas como prioridad a Dios en tu vida para que Él haga una obra poderosa en ti y arregle tus caminos. Para Él no hay nada imposible, si lo hizo conmigo también lo puede hacer contigo.
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Mateo 6:33 RVR1960
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
Romanos 5:8 RVR1960
“Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”.
Eclesiastés 3:15 RVR1960
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